Título: Sputnik, mi amor (original: スプートニクの恋人 / Supūtoniku no koibito)
Autor: Haruki Murakami | Editorial: Tusquets Editores | Año: 2006
★★★★

Perdidos en la inmensa metrópoli de Tokio, tres personas se buscan desesperadamente intentando romper el eterno viaje circular de la soledad; un viaje parecido al del satélite ruso Sputnik, donde la perra Laika giraba alrededor de la Tierra y dirigía su atónita mirada hacia el espacio infinito.El narrador, un joven profesor de primaria, está enamorado de Sumire, a quien conoció en la universidad. Pero Sumire tiene una única obsesión: ser novelista; además se considera la última rebelde, viste como un muchacho, fuma como un carretero y rechaza toda convención moral. Un buen día, Sumire conoce a Myu en una boda, una mujer casada de mediana edad tan hermosa como enigmática, y se enamora apasionadamente de ella. Myu contrata a Sumire como secretaria y juntas emprenden un viaje de negocios por Europa que tendrá un enigmático final.

Hay algo en los libros de Murakami, no sé exactamente qué es, pero es un algo que me atrapa irremediablemente. Quizá es eso mismo que lo ha convertido en un autor de renombre. Éste es el tercer libro que leo de este autor y, por ahora, sigue gustándome su narrativa. Lo mismo con sus protagonistas, que hasta ahora me han cautivado. Sobre Sputnik, mi amor, la historia en general es entretenida, indudablemente muy de Murakami. Con tres libros leídos de este autor es imposible no reconocer su estilo, su forma de narrar, identificar las similitudes entre sus libros (mismas que, he leído, se vuelven chocantes con el paso del tiempo y de las lecturas; habrá que ver más adelante).

Me gustó que el protagonista cuente la historia desde lo que le sucede a Sumire, me gusta que entreteja sus propios recuerdos de la chica con lo que ella misma le cuenta, con sus cartas, con las conversaciones que tiene con Myū. Al leer, me sentí identificada con Sumire en algunos momentos, a veces con Myū. A veces me fueron insoportables las dos.

Al leer Sputnik, mi amor, hacer una reflexión sobre la vida me fue inevitable. Encontré frases magníficas que se van directo a mis apuntes personales; la que más me gusta es la siguiente:

Pero, si se me permite formular una anodina teoría general, en nuestra vida imperfecta las cosas inútiles son, en cierta medida, necesarias. Si de la imperfecta vida humana desaparecieran todas las cosas inútiles, la vida dejaría de ser, incluso, imperfecta.
 
El final abierto, como sucede con Murakami, me provoca sentimientos encontrados. No sé si me gusta o si no; sólo sé que me deja con ganas de una explicación.  En resumen: Sigo conociendo la obra de Murakami, voy descubriendo los pros y los contras de este autor por algunos considerado de culto. Por lo pronto, me quedo satisfecha con mi lectura de esta novela.