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¿No les pasa a veces que hay libros que quieren leer pero a veces no sienten que sea el momento para leerlos? Pues así me pasó con este libro. Confieso que he pasado mucho tiempo pensando en cómo resumir una historia como ésta y que en mi incapacidad para poner en palabras la trama de una forma sencilla y sin extenderme demasiado, recurriré a la sinopsis del esta edición:
El despótico patriarca Esteban Trueba ha construido, con mano de hierro, un imperio privado que empieza a tambalearse a raíz del paso del tiempo y de un entorno social explosivo. Finalmente, la decadencia personal del patriarca arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los personajes de esta portentosa novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de una época que abarca gran parte de este siglo.
Ahora bien, ¿qué decir sobre este libro? Lo primero que debo recalcar es que hace tiempo que no leía literatura latinoamericana y se siente refrescante regresar a este tipo de libros. Lo segundo, es que la historia me encantó. No es desconocido mi gusto por el realismo mágico y desde las primeras páginas de esta novela, supe que me enamoraría de ella. Y así fue, justamente.
La historia está llena de personajes entrañables, pero son las tres mujeres principales (Clara, Blanca y Alba), quienes se llevan las palmas. Cada una de ellas, con sus respectivos encantos, su sabiduría en diferentes aspectos, sus alegrías, sus penas y, en especial, su forma de enfrentar la vida, me cautivaron por completo.
Me gusta mucho la voz narrativa, el desarrollo de los personajes, los elementos mágicos que se entretejen con cada página y se vuelven tan cotidianos que es lo más normal del mundo leer a Clara clarividente y sus excentricidades (como las llamaba su marido). Y también disfruté mucho cómo la historia cubría la vida de cada generación de forma paulatina, centrándose en una de ellas poco a poco, llevándote prácticamente de la mano.
El final es increíble. Es duro, es triste. Mi corazón se rompió en más de una ocasión, pero valió la pena: cada palabra vale totalmente la pena. Es la primera novela que leo de Isabel Allende. Es, también, la primera obra chilena que leo, y quedo encantada. La recomiendo totalmente.
El final es increíble. Es duro, es triste. Mi corazón se rompió en más de una ocasión, pero valió la pena: cada palabra vale totalmente la pena. Es la primera novela que leo de Isabel Allende. Es, también, la primera obra chilena que leo, y quedo encantada. La recomiendo totalmente.
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