Hace mucho tiempo que no hacía una entrada para el
Café Virtual. Para los que no lo sepan,
Café Virtual (título inspirado y descaradamente tomado de una conversación con Tomás de
Kindlegarten hace ya un rato) es una sección en la que planteo algunos temas de discusión relacionados con los libros y la lectura en general.
El tema de hoy es uno que me ha estado rondando la cabeza desde algún tiempo, así que sin más preámbulos, ya saben: pónganse cómodos y disfrutemos un café virtual.
Desde que tengo el blog y desde que abrí mi cuenta en instagram he notado algo, un razgo común en la mayoría de las personas a las que sigo: la cantidad de libros que poseen y que aumenta considerablemente mes con mes. No estoy hablando (necesariamente) de los libros que leen, sino de todos esos que llegan a sus manos para adornar en librero con la idea de ser leídos en algún momento. El tema de hoy gira en torno a esto precisamente: ¿estamos hablando de lectores o coleccionistas de libros?
Yo soy una persona que lee a un ritmo más bien tranquilo. Es decir, no leo cien libros al año; leo en promedio un libro por semana. Esto sumado a que no tengo mucho presupuesto para dedicarle a los libros, resulta en compras ocasionales de sólo un par cada dos o tres meses. Exceptuando enero, que es el mes en el que aprovecho para regalarme libros por fin de año-reyes-cumpleaños. Pero volviendo al punto: no soy una persona que compre o reciba nuevos libros cada semana.
Desde que me adentré en el mundo blogger he visto muchas entradas de IMM o los famosos Book Hauls, y debo decir que la mayor parte del tiempo me corroe la envidia sorprendo porque suelen ser muchos libros los que nos comparten los compañeros blogueros o booktubers. También están las fotos de los boostagramers que comparten sus estantes completos de libros por leer. Y vale, la verdad es que como lectores a veces compramos muchos más libros de los que sabemos que vamos a leer o los vas aplazando porque se te atraviesan otros en el camino. A mí me pasa muy seguido... tan seguido que quizá algún día les muestre libros que compré hace años y no he leído aún.
El tema me recuerda a una palabra japonesa: tsundoku.
Tsundoku. Comprar libros y dejarlos sin leer; cuando dejas que los libros se apilen, sin ser leídos, en estantes, pisos o mesas de noche.
Todo esto me deja pensando hasta qué punto somos lectores y hasta qué punto somos coleccionistas de libros, porque es innegable que somos ambas cosas. En especial si tomamos en cuenta a los que, como yo, consideramos a nuestros libros como algunas de nuestras posesiones más importantes. Además de todo lo dicho, creo que también me permite reflexionar en todos los libros que comentaba antes: aquéllos que compré hace años y a la fecha no he leído o no he ni siquiera abierto. A mi parecer es prácticamente imposible no coleccionar libros o aplicar el modo tsundoku, porque siempre habrá libros que querrás tener aunque no los leas de inmediato.
Lo que sí no termino de entender es a aquellas personas que compran mil ediciones de un mismo libro, ahora sí, sólo por el simple hecho de coleccionarlas. ¿Será precisamente por mi falta de presupuesto que no pienso en comprar cuanta edición sale de algún libro o saga en particular? Porque hay muchas muy bonitas que me gustaría tener, sólo por vanidad, pero no porque piense releerlas una y otra vez.
¿Qué opinan sobre esto? ¿Ustedes se consideran más lectores o coleccionistas de libros? ¿Creen, como yo, que en realidad somos una mezcla de los dos? ¿Compran más de una edición de un libro en especial porque simplemente deben tenerla en su librero?
Les dejo el café de hoy:
EDITO para añadir que mi hermana fomenta mi coleccionismo porque me ha obsequiado como 20 libros que ya no le cabían en su librero que usa para sus películas jajaja.
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